1. Intimidad y succión precoz del pezón. Este es el escenario perfecto para un buen inicio de la lactancia. Los pediatras insisten en que no se interrumpa el primer contacto piel con piel después del parto, pues es durante las dos horas siguientes al nacimiento cuando el recién nacido está más despierto y activo. Así succionará más eficazmente y aprenderá a mamar inmediatamente. Si se espera hasta más tarde, el pequeño se cansa, pierde interés por lo que sucede a su alrededor, se duerme. Cuando se le ponga al pecho, el reflejo de la succión no tendrá el vigor de las primeras horas, lo que puede retrasar o dificultar la lactancia. Las maternidades cuidan cada vez más este primer contacto; si no existe motivos de salud que lo desaconsejen, lo ideal es que tengas a tu bebé ya en el paritorio durante los primeros 70 minutos de vida. Colócale piel con piel, sobre tu pecho desnudo y espera un ratito. Pronto verás cómo empieza a succionar con fuerza.
2. Da de mamar a demanda. A partir de esta primera toma, deberás alimentar a tu bebé siempre que lo pida, o sea, a demanda. Durante las primeras semanas, hará aproximadamente unas 8 a 10 tomas al día a intervalos que él irá marcando. Solo despiértale si es muy dormilón y deja pasar más de 4 horas entre toma y toma.
3. Juntos día y noche. Ya que la secreción láctea depende de la succión es fundamental que no te separes de él y que solo se alimente de tu leche, día y noche. Pide que no lo lleven al nido y no cuentes el número de tomas. Él se irá regulando con el tiempo.
4. Una correcta posición. Las grietas y la baja producción láctea están directamente relacionadas con una postura incorrecta para dar de mamar.
5. No le quites tú del pecho. Lo hará él solito. Tampoco le cambies de pecho antes de que esté vacía la mama. La leche del comienzo es más aguada, rica en azúcares y proteínas para calmar la sed. La última tiene mayor contenido en grasas y vitaminas para saciarle.
6. No añadas tomas de biberón. Recuerda que tu pecho es un surtidor provisto de un mecanismo de abastecimiento que no falla: si tu hijo no succiona, no se llenará. Caer en la tentación de darle un biberón es abrir la puerta del fracaso.
7. No al chupete. Hasta que la lactancia esté bien establecida, no le ofrezcas chupete para que no haya confusión con la succión del pezón.
8. Descansa todo lo que puedas. Si te has pasado la noche en vela, encadenando una toma con la otra, no tengas reparo en echarte una siesta a las 12 de mañana; tu cuerpo, tus nervios… y tu bebé, te lo agradecerán.
9. Stop al estrés. Los primeros días necesitas tiempo y tranquilidad para conseguir que tu hijo se agarre bien al pecho. Estar pendiente de si llaman a la puerta o de que unos familiares salgan de tu habitación, no te ayudará. Pide a tu pareja que les atienda cuando estés amamantando a tu bebé.
10. Confía en tu bebé. Él sabe cuánta leche necesita y cuándo y cómo conseguirla.
11. Confía en ti. No dejes que te invadan pensamientos de fracaso ni dudes de la calidad de tu leche. Tú, como la inmensa mayoría de las mujeres, vas a poner y le vas a dar el alimento mejor para su crecimiento, su inteligencia y su salud.
12. Confía en tu matrona o tu pediatra. Ante cualquier duda, consulta con los profesionales encargados de vigilar la salud de tu bebé y la tuya. La lactancia puede resultar algo complicada al principio pero pasados estos primeros días, es la manera más sana, fácil y económica de alimentar a tu pequeño.