los dientes permanentes que están brotando hacen que las raíces de los dientes de leche se absorban, para que cuando estos se aflojen, sólo los sujete una pequeña cantidad de tejido. La mayoría de niños pierden sus dientes de leche en este orden:
Generalmente, los dientes de leche comienzan a caerse aproximadamente a los 6 años de edad cuando los incisivos, los dientes centrales delanteros, se aflojan.
Los molares posteriores, generalmente se caen entre los 10 y 12 años, y se reemplazan con dientes permanentes aproximadamente a los 13 años.
Los niños tienden a mover los dientes flojos con la lengua o con los dedos para que se caigan, ansiosos por esconderlos para que los encuentre el «hada de los dientes». Si su hijo quiere que le saque el diente flojo, agárrelo firmemente con un pedazo de papel higiénico o una gasa y quítelo con un movimiento rápido de torsión. Algunas veces, si un diente de leche no se está aflojando lo suficiente por sí solo, es posible que el dentista de su hijo le sugiera extraerlo.
Si su hijo pierde los dientes de leche antes de tiempo por deterioro o accidente, los dientes permanentes pueden salir prematuramente y crecer torcidos debido a la falta de espacio. De acuerdo con los ortodontistas, el 30 por ciento de estos casos tienen su origen en la pérdida prematura de los dientes de leche.
Cepillarse los dientes y usar hilo dental
Es posible que su hijo necesite un poco de ayuda para cepillarse los dientes hasta que tenga entre 7 y 10 años. Aún cuando sus intenciones sean buenas, es posible que no tenga la destreza para limpiarse sus dientes bien. Idealmente, los dientes deben cepillarse en el transcurso de cinco a diez minutos después de comer. Así mismo, para una salud dental a largo plazo, es necesario que su hijo cuide de sus encías también; se le debe enseñar a usar hilo dental con regularidad, de preferencia una vez al día, para ayudar a evitar alguna enfermedad de las encías (o periodontal) cuando sea adulto.
Una pasta de dientes para el control del sarro puede ayudar a evitar que la placa se adhiera a los dientes de su hijo. Además, el fluoruro en la pasta de dientes puede fortalecer el esmalte exterior expuesto de los dientes de los niños y ayudar a evitar las caries. El flúor también se puede añadir al suministro de agua en muchas ciudades. Si el agua de su propio grifo tiene menos de los niveles recomendados de este nutriente, es posible que su pediatra le sugiera que agregue flúor a la dieta de su hijo a partir de los 6 meses de edad, con frecuencia como parte de un suplemento vitamínico. El tratamiento de flúor debe continuar hasta los 16 años. Pida orientación a su médico o a su dentista.
Chequeos dentales
Asegúrese de que su hijo reciba los chequeos dentales dos veces al año para limpieza, así como rayos X según lo recomiende su dentista. Los padres también puede utilizar un pedodontista, un dentista con interés especial y experiencia en odontología infantil. Las citas preventivas regulares disminuirán significativamente los riesgos de que su hijo tenga que experimentar alguna vez un tratamiento dental mayor. Además, comuníquese con su dentista cada vez que su hijo se queje de dolor de dientes. Este dolor podría ser la señal de caries dental. Hasta que el dentista puede ver a su hijo, trate el dolor con acetaminofén oral.