El Covid-19 no solo es un riesgo biológico: es una amenaza global. De la mano de la investigación, el relevo lo toman los científicos, médicos, que estudian y experimentan a toda máquina para obtener una vacuna que inmunice y tratamiento que frene el virus. Mas pronto que tarde, la solución llegará.
Potenciar la atención al Covid-19 no es problema: tenemos un sistema sanitario moderno y potente pero no está sobredimensionado. Estamos frente a una realidad nueva, una enfermedad que hace apenas 6 meses no existía y ahora absorbe el 20% de las camas y recursos destinados a la salud pero, además, condiciona el resto de la actividad sanitaria. Tengamos en cuenta que esta atención se lleva a cabo retrasando o sacrificando a otras actividades menos urgentes o necesarias.
Tenemos que acostumbrarnos a esta nueva realidad: los próximos meses van a ser importantes, podrán venir nuevas oleadas y no se dispone de vacunas ni tratamientos eficaces al 100%. Está en nuestra mano adoptar las medidas que nos mantengan seguros frente al virus. Seguir los consejos y colaborar con las autoridades sanitarias es lo mejor que se puede hacer.
No sabremos con certeza cuál fue la realidad de algunos países que por su falta de transparencia ponen en grave riesgo a su población. No hace falta indicar cuáles, pero las cifras publicadas de afectados o fallecidos no están en consonancia con su elevada población, sus condiciones higiénicas o el nivel de su sistema sanitario.
El momento más difícil de la pandemia no es este. El momento más difícil ya lo hemos superado, ahora nuestra preparación es mucho mejor: tenemos más información, disponemos de más recursos, más medios y sabemos lo que hay que hacer para salir adelante.