Los odontólogos de la Santiago lo recomiendan sobre todo para los niños con mayor riesgo de desarrollar caries.
Se trata de un procedimiento para evitar la aparición de caries en el que el odontólogo emplea materiales selladores -delgadas capas de resina plástica- que realizan una función de barrera protectora muy eficaz contra la formación de caries. Normalmente, se colocan sobre la superficie molares con la que se mastica, sellando las fisuras, fosas y pequeñas cavidades sanas mediante una resina de plástico, porque son las zonas en las que se crean la mayoría de las caries -entre el 80 y el 90 por ciento de los casos en los dientes posteriores- y el 45 por ciento en los dientes anteriores.
Tras una limpieza a fondo de las piezas a sellar, se recubren sus fosas y fisuras con el material elegido para formar la barrera antibacteriana. Una vez implantadas estas capas protectoras de dientes, el dentista tendrá que comprobar con cierta periodicidad que continúan en su sitio y que no es necesario renovarlas. Se calcula que los selladores tienen una duración media de unos cinco años, pero en caso de caerse, es posible volver a colocarlos.
Para garantizar su durabilidad, que es muy variable dependiendo de las características del menor y su estilo de vida, deben seguirse las siguientes pautas:
Una buena higiene bucodental, principalmente con un correcto cepillado y cambiando el cepillo de dientes cada tres meses o cuando las cerdas estén desgastadas o dobladas.
Controlar lo que se come, con una dieta baja en azúcar, grasa y sal, evitando sobre todo productos azucarados entre horas; con un elevado consumo de frutas y verduras y optando por la leche y el agua en lugar de refrescos.
Complementar con otras medidas, como la aplicación de flúor -un barniz que coloca el dentista sobre los dientes para protegerlos de las caries-.