Científicos del Imperial College de Londres publicaron el año pasado los datos de un estudio en el que participaron más de 700 investigadores de todo el mundo que involucró a la Organización Mundial de la Salud. La conclusión general fue que 641 millones de personas en el mundo, es decir, el 13% de la población mundial tiene problemas de peso.
En lo que respecta a Colombia se puso de manifiesto que el 25% de la población Colombiana es obesa, y los médicos especialistas alertan que esto se traduce en un incremento de enfermedades metabólicas y cardiovasculares (diabetes, colesterol, hipertensión, enfermedades del corazón, etc.), así como agravamiento de otras enfermedades e incluso aumento de cánceres relacionados con una alimentación inadecuada y un estilo de vida sedentario. Se sabe por ejemplo, que la diabetes es una de las principales complicaciones de la obesidad y está cuantificado que el 80% de los casos de diabetes tipo 2 se asocia con sobrepeso u obesidad.
Obesidad: enfermedad multifactorial
Si bien es cierto que en ciertos casos en el desarrollo de obesidad pueden influir factores genéticos, la causa principal son los malos hábitos alimentarios unidos alsedentarismo de la vida actual en que la mayor parte de las personas pasan largas jornadas laborales sentados, se coge un transporte motorizado para ir a todas partes y se realiza poco ejercicio. No obstante hay otros factores que pueden influir y se deben considerar, como es el mal estado de la microbiota intestinal, el estrés y la falta de sueño.
Tejido adiposo como regulador del peso corporal y el sistema inmune
El tejido adiposo de nuestro cuerpo no es solo un órgano de reserva de grasa para convertir en energía cuando se necesita y proteger los órganos internos. Hoy se sabe que el tejido adiposo es responsable de la secreción de muchas hormonas y moléculas que están implicadas también en la regulación del propio peso corporal, como la leptina que regula el apetito, o la adiponectina que es factor fundamental en el metabolismo de la glucosa y los ácidos grasos. Cuando una persona está obesa la grasa se inflama y se entorpece la secreción de estas y otras moléculas imprescindibles para el buen metabolismo de los alimentos por lo que se promueve una mayor acumulación de grasa, constituyendo un círculo vicioso. La inflamación del tejido adiposo conlleva además una resistencia a la acción de la insulina por lo que sobrepeso y obesidad son antesala de desarrollar diabetes de tipo 2. Además, el tejido adiposo también interviene en el funcionamiento del sistema inmunitario de defensa y en la función vascular. Por todo ello se puede ver que la obesidad no es solo una acumulación de grasa en el tejido adiposo con consecuencias mecánicas o estéticas, ya que este acumulo comporta una inflamación del tejido adiposo, y un mal funcionamiento del mismo que compromete la salud en general.