En el mes de mayo, se celebra en el mundo el Día del Asma, cuyo objetivo principal apunta a involucrar a los pacientes con su atención y control, reducir los posibles factores de riesgo y enseñar a las personas qué se debe hacer ante un posible ataque o crisis de esta enfermedad, es decir, convivir con esta condición.
Se estima que en Colombia aproximadamente el 14% de la población vive con asma. Esta enfermedad tiene más prevalencia en niños, de uno a cuatro años con el 29%, y en edades superiores hasta los 11 años, con el 25%.
Cerca del 40% de estos niños ha estado en consulta por urgencias u hospitalizados, durante el último año. Esta condición, sumada los cambios de clima abruptos que se han presentado los últimos días y que hace que la tendencia en las estadísticas aumente.
El asma es considerada una enfermedad crónica que afecta las vías respiratorias, básicamente sus paredes internas se inflaman y se estrechan, lo que dificulta el paso de aire; esta condición hace que aumenten su sensibilidad y pueden reaccionar cerrándose ante la presencia de alérgenos o cualquier tipo de material irritante (polvo, frio, ácaros, pelo de animal, humo de cigarrillo, etc.).
Con respecto a sus síntomas los más comunes son: respiración con silbido (sibilancias), tos (especialmente temprano por la mañana o a la noche), presión en el pecho y dificultad para respirar. En relación a las crisis asmáticas, estadísticamente uno de los lugares donde más se presentan es en el hogar, pues a pesar del aseo juicioso del entorno es claro que allí los niños pasan la mayor parte del tiempo.
Recomendaciones:
Coloque los colchones en fundas en las que no pueda penetrar el aire. Ponga cinta adhesiva a todo lo largo del cierre.
Póngales a las almohadas fundas en las que no pueda penetrar el aire. Ponga cinta adhesiva a todo lo largo del cierre.
Lave toda la ropa de cama cada semana, a una temperatura de por lo menos 130 grados F. Quitar la colcha o cubrecama por la noche puede ser útil.
No duerma ni se acueste en muebles tapizados (acolchonados).
Quite las alfombras o tapetes de la recámara.
Sacuda el polvo de la superficie tan a menudo como sea posible.
Cuando limpie, utilice un trapeador húmedo o un trapo mojado.
No utilice aerosoles ni limpiadores en aerosol en la recámara.