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Fecha: 27 de julio de 2024

Sistema inmunitario y el COVID

El sistema inmunitario tiene un protagonismo absoluto al momento de hablar sobre el virus SARS-CoV-2 y la emergencia sanitaria que ha paralizado al mundo. Es así, que este mecanismo se convierte en un importante aliado y funciona como una muralla ante las bacterias y los virus.

En el momento que los gérmenes ingresan al cuerpo y se proliferan en él, se le denomina infección y como consecuencia genera la enfermedad. «El sistema inmunitario es el encargado de defender el cuerpo contra sustancias que considera extrañas o perjudiciales, a estos se le conocen como antígenos, y está compuesto por órganos, tejidos, proteínas y células especiales que trabajan en conjunto para proteger a las personas», definió Nubia Bautista, subdirectora de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud.

Los seres humanos tienen tres tipos de inmunidad: la inmunidad innata, es con la que todas las personas nacen, que es una forma de protección general que incluye las barreras externas del cuerpo, como la piel, las membranas mucosas (por ejemplo, las que recubren la nariz, la garganta y el tracto gastrointestinal).

En segundo lugar, la inmunidad adquirida se desarrolla durante el transcurso de nuestras vidas. Esta comprende la actividad de los linfocitos y se desarrolla a medida que las personas se exponen a las enfermedades o se les inmuniza contra ellas mediante la vacunación.

Y, por último, se presenta cuando una persona recibe anticuerpos en lugar de producirlos en su sistema inmunitario. Por ejemplo, se produce inmunidad pasiva cuando un bebé recibe los anticuerpos de la madre a través de la placenta o la leche materna.

Recomendaciones generales

Bautista manifestó que, como resultado de un estilo de vida completamente álgido, el ser humano no prioriza el cuidado que requiere el cuerpo humano y, sobre todo, desconoce los hábitos que ayudan a reforzar las defensas. Por esta razón, esta entidad emite unas recomendaciones que ayudarán a fortalecer el sistema inmunológico.

Es importante tener un peso sano y adecuado, según nuestra edad y altura. Cuando no estamos en nuestro peso ideal puede ser perjudicial para nuestra salud y nos ubica en un riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, deficiencias renales, entre otras patologías.
Entre las muchas enfermedades que produce una ingesta excesiva de alcohol, también puede terminar en una inmunodeficiencia, ya que estas sustancias inhabilitan al sistema inmunitario.
La evidencia científica demuestra que los efectos del ejercicio pueden ser beneficiosos para que los anticuerpos y los glóbulos blancos del cuerpo circulen con mayor rapidez, que se traduce en una detección temprana de los virus más velozmente. Aparte, reduce las hormonas del estrés y mejora la flexibilidad metabólica, lo que reduce los chances de enfermar a una persona.
Es esencial dormir como mínimo ocho horas al día y procurar un sueño reparador para que nuestro organismo se encuentre en homeostasis y estemos en plenas facultades físicas y mentales. El sueño es un proceso biológico que ocupa la tercera parte de la vida del ser humano y es fundamental para regular nuestro sistema inmune.
Igualmente, especificó Bautista que diversos estudios científicos han determinado que no dormir bien de manera prolongada en el tiempo, afecta a los linfocitos T que produce la médula ósea y cuyas funciones son parte importante del sistema inmunitario para luchar contra los agentes infecciosos. «Estas investigaciones también han establecido que las personas que duermen menos de siete horas al día son tres veces más propensas a resfriarse que las que duermen 8 horas o más», añadió.

Entre otras recomendaciones, la funcionaria aclaró las siguientes:

Estar inmunizado contra las enfermedades transmisibles protegerá al cuerpo de ataques que podrían desencadenar una infección o una enfermedad grave, como es el caso de las vacunas seguras y efectivas contra el covid-19 que se aplican en el país.

Practicar un ejercicio: Caminata rápida (una milla en 15 minutos).
Trabajo moderado en el jardín (rastrillar, embolsar hojas o pasar la cortadora de césped).
Mover una cantidad moderada de nieve con pala.
Jugar en forma activa con niños.
Andar en bicicleta a un ritmo de paseo.

Un buen consumo de frutas y verduras a diario, beber buenas cantidades de agua potable y alejar de la mesa grasas, fritos, azúcares refinados y el excelso de sal, ayuda a tener un sistema inmune fortalecido, ya que nuestra salud depende, en un gran porcentaje, del tipo de alimentación que adoptamos a lo largo de nuestra vida determina el riesgo que existe de sufrir otras enfermedades de tipo crónico como son la diabetes, la obesidad, las enfermedades cardiovasculares y la hipertensión entre otras.[1]
El tabaco disminuye el sistema inmune y es un factor de riesgo de padecer enfermedades respiratorias y cardiovasculares, aparte de contener más de 80 sustancias cancerígenas y ser responsable del cáncer de boca, garganta, esófago, estómago, entre otros; además de impedir el flujo normal de oxígeno que llega a cada rincón de nuestro cuerpo. Así mismo sucede con las sustancias psicoactivas que tienen componentes que tienen un efecto inmunodepresor y neurodegenerativo muy pernicioso. 

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